Después, es demasiado tarde
En este paréntesis que el planeta se ha visto forzado a tomar, parece que la tierra ha
podido respirar profundamente y sentir cierto “alivio” pero no nos confundamos, esto
es una respuesta puntual y no estructural. Las emisiones de CO2 se han quintuplicado
pero hay un ápice de esperanza, ya que tenemos una oportunidad histórica para que
el rebote que se produzca en la economía sea un rebote verde que se base en la
descarbonización, en las nuevas tecnologías, en las energías renovables, en la
instalación del primer millón de tejados solares, en el transporte de mercancías no
basado en combustibles fósiles y como no, en la biodiversidad y la restauración
ecológica… este es el camino para aplastar la curva del clima.
Es nuestro derecho y deber construir una sociedad que aporte calma y reposo a sus
habitantes, mediante la preservación del entorno y la conexión de sus ciudadanos con
el: estableciendo estrategias de mejora, sensibilizando y compatibilizando con el
turismo y otros sectores. Siempre desde un punto de vista rentable, productivo,
tecnológico y sostenible que permita además el ocio y disfrute de las zonas. Todo esto
reduciendo la huella de carbono y recuperando la flora y fauna local.
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